Jonathan Fox, Ph.D. Professor of Social Sciences University of California, Santa Cruz Santa Cruz, California Los aspectos Para entender el tema de los derechos indígenas, uno necesita retroceder un nivel y revisar, en términos generales, la cuestión de la autodeterminación y la justicia. Uno de los mayores cambios en México en los últimos diez años ha sido el desarrollo de la capacidad de los movimientos indígenas regionales para definir ellos mismos como debería ser su agenda de transformación. Por supuesto, la tierra es el gran tema, pero hay muchos otros temas: temas de derechos culturales; el derecho a la educación bicultural; los temas del control sobre sus propios medios; cuestiones básicas de justicia y derechos humanos; así como el acceso a los recursos económicos para aquellos que ya tienen algo de tierra, para que puedan trabajar productivamente; derechos como trabajadores migrantes en otra parte de México o en los Estados Unidos; el derecho a estar libre de discriminación racial o étnica. Por lo tanto la tierra es el gran tema, pero es un tema entre muchos otros y los movimientos indígenas en México ante todo son muy diversos. Algunos han sido despojados de sus tierras. Otros no han sido capaces de trabajar las tierras que ya tienen en forma tal que les permitan generar los trabajos que necesitan para mantener a la familia campesina, así que son forzados a migrar a otras partes del país. Mientras tanto sus derechos como trabajadores son al menos tan importantes como los derechos a una polvosa, seca, infértil y erosionada parcela en casa. Su principal problema no es algún gran propietario de tierra que tomó sus tierras hace mucho. Están peleando ahora por sus derechos como trabajadores y como ciudadanos. El tema básico La cuestión básica es, ¿Cómo crear una democracia completamente funcional?, que en el caso de los pueblos indígenas requeriría, por ejemplo, un acceso multilingüe al sistema de justicia, en vez de la sola promesa de acceso a los intérpretes del juzgado. Requeriría, específicamente en la localidad, de un respeto a la concepción indígena de lo que la justicia debe ser, al contrario de una sola forma de ver todo. Es importante entender los diferentes tipos de movimientos indígenas como parte, en general, del movimiento nacional por la democracia, bastante más que un movimiento específicamente étnico de derechos sobre la tierra. Los movimientos de masas por reformas agrarias no son comunes porque usualmente las personas tienen que tomar sus vidas en sus manos para pelear por la tierra. Si hay un sistema democrático en los lugares y áreas donde los reclamos de tierra están en conflicto, el sistema legal podría ser un medio para resolver esos conflictos. Desafortunadamente, el México rural está muy lejos de disfrutar un sistema legal completamente funcional, equitativo y transparente. Por eso creo que es importante poner el tema de la justicia al frente y en el centro para poder entender el tipo de demandas que tienen los diferentes grupos y las diferentes estrategias que han seguido. Tierra y territorio Otra distinción conceptual que uno necesita tener en mente es entre "tierra" y "territorio." La tierra se refiere a un recurso tangible, mientras que el territorio es mucho más un concepto en construcción. Se refiere a los dominios ancestrales de los diferentes grupos étnicos que probablemente hasta muy recientemente no se concebían como parte de una identidad étnica. Puede ser que para muchas comunidades su principal forma de identificación fue con pueblo de origen y tal vez su principal percepción de un enemigo era el pueblo vecino con el cual habían tenido conflictos por generaciones por la frontera. En muchos casos, comienzan a unirse por el hecho de compartir enemigos comunes. Comienzan a verse a sí mismos como mixtecos o como parte, en términos generales, de un movimiento indígena nacional. Esto es relativamente reciente en la historia mexicana y tiene que ver con la redefinición del concepto de pueblo de uno de sus significados--que está limitado al lugar donde se vive--al concepto de pueblo [relativo a la nación] y en plural, pueblos indígenas. Los pueblos Hay al menos cincuenta y seis grupos etnolingüísticos oficialmente reconocidos. Algunos de estos grupos tienen un territorio compacto, relativamente homogéneo étnicamente, como los mixes en Oaxaca o los yaquis en Sonora. En muchas otras regiones, los pueblos indígenas son parte de un mosaico multiétnico, como en gran parte de Chiapas, en donde en las tierras bajas (que se volvieron famosas a partir de la rebelión zapatista), la gente viene de muchos grupos étnicos diferentes para instalarse. Uno de los resultados es que las tierras bajas no son lo que podríamos convencionalmente entender como territorios ancestrales. Son territorios recientemente colonizados, muy ligados al papel de la iglesia católica de ayudar a la gente para crear y recrear un sentido de comunidad que no es algo que pueda ser atribuido a algún tipo de legado que ha sido heredado desde tiempos remotos. Así que, esencialmente, la construcción social de la etnicidad y la comunidad en México continúa en proceso y ha comenzado a converger en el ámbito nacional. Autonomía y soberanía Uno de los grandes resultados políticos y sociales de la rebelión zapatista fue que provocó que muchos de los movimientos indígenas que existían en México se unieran y forjaran cierta identidad política común, que puede ayudar a promover cambios institucionales que los proveerían con derechos ciudadanos completos, equitativos, mayor respeto para las diferencias y que garantizarían, en la práctica, la autodeterminación. La autodeterminación significa muchas cosas diferentes en México, como en cualquier otra parte. Si vemos los Acuerdos de San Andrés, que son en muchos sentidos la plataforma mínima para los movimientos independientes de derechos indígenas en México, es claro que su identidad nacional es como mexicanos. El término "nación indígena" no aparece. Estos acuerdos hablan acerca de "pueblos indígenas"--los "derechos de los pueblos indígenas a la autonomía, en tanto que son colectividades con culturas diferentes y con la capacidad de decidir sus propios asuntos fundamentales dentro de la estructura del estado-nacional." Están hablando acerca de su derecho a escoger sus propias formas de gobierno interno. Esto implica repensar la relación entre el gobierno local actualmente existente y el gobierno estatal. Esto significa una nueva manera prometedora de descentralizar y democratizar el municipio como órgano clave del gobierno local. Significa la formación de coaliciones entre los municipios con mayoría indígena de forma que puedan formar bloques regionales que tengan más poder de negociación. Los pueblos indígenas han sido muy claros en que sus demandas no son por la separación y que su noción de soberanía ha estado dentro de la tradición de soberanía popular--es decir, que la fuente de soberanía del estado-nacional está basada en la autoridad democrática del pueblo. Están peleando por sus derechos a la autonomía de la misma forma que todos los ciudadanos mexicanos tienen el derecho a la auto-organización, autorepresentación. Recientemente, más de dos millones de personas votaron en un referéndum nacional que llamó al gobierno a desmilitarizar Chiapas. La sociedad civil indígena se ha convertido en un actor nacional y tiene una agenda para el cambio en el ámbito nacional que es susceptible de incorporarse a un amplio ámbito de localidades y visiones específicamente regionales de lo que les gustaría ver como autodeterminación. ¿El cambio es posible? Los movimientos indígenas mexicanos pasarán por un tiempo muy difícil esperando que el Estado mexicano se haga responsable de lo que prometió, a menos que el resto del proceso de la transición política mexicana se acerque a la democracia. Como mínimo, uno de cada diez mexicanos habla un idioma indígena y para ellos el español es un idioma segundo. Ellos, para cambiar al Estado mexicano, necesitan trabajar en coalición con el resto de la sociedad mexicana. Si no hubiera simpatía y apoyo del resto de la sociedad civil mexicana, los zapatistas habrían sido militarmente aplastados hace tiempo. El apoyo internacional ciertamente ha ayudado, pero es el apoyo del resto de la sociedad civil mexicana que ha sido más importante para detener la mano de los militares. El resultado es un conflicto de baja intensidad--deteniendo a la gente, tratando de dividir a las comunidades con incentivos y castigos. Para cambiar esa situación, se requeriría cambiar el balance de poder en el ámbito nacional. Los partidos políticos son los que tienen la última palabra a pesar de que han estado muy alejados de la mayoría de la sociedad civil indígena. Por lo tanto, una de las cosas en las que necesitas estar muy atento es: ¿Hasta qué grado son capaces las organizaciones regionales y los movimientos cívicos de impulsar la responsabilidad política de los partidos? ¿Hasta qué punto son capaces de construir una relación balanceada? Los huicholes del norte de Jalisco, partes de Nayarit, y otros estados del norte han seguido la estrategia de trabajar a través de los tribunales agrarios para tratar de recuperar sus tierras ancestrales que fueron tomadas por los rancheros. Su éxito parcial ha servido de modelo para otros que quieren ayudar a reforzar la tradición legal del interés público, el cual históricamente ha sido muy débil. La gente ha tenido muy pocas razones para luchar en el sistema legal. Pero el éxito parcial de los huicholes en la actual recuperación de tierra a través de los juzgados sugiere que hay mucho que ganar en la asociación entre abogados y comunidades organizadas.